A lo largo del año, la manera en la que gestionemos nuestro dinero puede favorecernos o convertirse en nuestro peor enemigo. Y uno de los principales enemigos, que podría perjudicar gravemente la economía del hogar son, los que en Educación Financiera Para La Vida, denominamos «desayunos», también conocidos comúnmente como «gastos hormiga».
¿Qué es un «desayuno»?
Este tipo de gastos tiene la característica de que es pequeño, ocasional y por lo general no planificado ni previsto a largo plazo. Son compras impulsivas, que en principio parecen no afectar a nuestro balance económico: viajes en transporte público o privado, desayunos y almuerzos fuera de casa, pequeños accesorios, decoraciones, compras en muchas cuotas, gustitos que nos damos sin pensarlo dos veces, etc.
Un snack en el descanso del trabajo, esos calcetines que tanto te gustaron, una merienda con amigos o un delivery ese día que no tenías ganas de cocinar. No pasa nada, dirás. Es algo de una sóla vez, puedo permitírmelo. Parecen gastos diminutos, ¿verdad?
Pero los «desayunos» pueden entenderse mejor como termitas que, si no se controlan a tiempo, pueden llegar a carcomer toda la madera y derrumbar nuestro hogar. En principio son montos de poca carga para nuestro bolsillo. Sin embargo, de no haber un debido control, supondrán un desperdicio de dinero anual importante.
Tanto si nuestra posición es acomodada, como si no lo es y la situación en la que estamos requiere una planificación muy justa de nuestros recursos, hay que estar atentos a los «desayunos».
Es importante prestar atención a este tipo de compras ya que podrían afectar gravemente nuestra economía. Si se realizan de forma desmedida podría costarnos nuestra seguridad y tranquilidad en cuanto a la situación financiera del hogar.
Los «desayunos» más comunes.
Entre los distintos tipos de «desayunos», podemos encontrar varias situaciones que producen un efecto negativo a largo plazo. Están relacionados con el transporte, la comida, productos variados y elecciones de servicios perjudiciales. Algunos de ellos son:
- Vehículo propio: cuando utilizamos el vehículo propio, son esos pequeños desplazamientos al centro de la ciudad o en una distancia corta, que como bien sabemos, podríamos ir dando un saludable paseo. También tenemos que tener en cuenta la frecuencia de los desplazamientos que realizamos, las tareas que podríamos agrupar ahorrándonos algún viajecito, etc. En la mayoría de los casos no lo hacemos así porque tenemos establecido el hábito y la rutina diaria. Además, estos «desayunos» llevan asociados otros como son el combustible, el aparcamiento, el aumento de kilometraje para el cambio de aceite y filtros, los neumáticos… es decir, el mantenimiento del vehículo. Todos estos desayunos se podrían evitar con una planificación adecuada.
- Medios de transporte: Si no contamos con un vehículo propio, entonces los medios de transporte que utilicemos son uno de los «desayunos» más importantes. Los viajes en autobús, tren o taxis del día a día parecen de poca importancia, pero en conjunto, son un gran caudal por el que se va todo nuestro dinero. Evalúa tu situación, planifica mensualmente y piensa si te compensa adquirir algún tipo de abono mensual para los medios de transporte.
- Comida fuera del hogar: Desayunos, almuerzos y cenas fuera de casa tienen un gran peso cuando se hacen más de lo necesario. Un pequeño almuerzo por aquí, un desayuno con colegas por allá, podría significar un enorme gasto que inclina hacia abajo el balance económico mes tras mes y, por lo tanto, anual. Además, sumando el fenómeno de las cadenas de repartidores de comida, los delivery que se piden más de la cuenta hacen sufrir a nuestro bolsillo en cada pedido.
- Suscripciones innecesarias: ¿Cuántas veces te sientas a ver deportes con ese paquete extra que te ofrecieron los del cable en televisión? ¿Y Netflix? Entre las obligaciones, los deberes y responsabilidades de la vida cotidiana, no es mucho el tiempo que nos queda libre para aprovechar al máximo estos servicios. Es para plantearse dos veces si realmente vale la pena adquirir la suscripción a una prestación de este tipo o si nos conviene buscar alternativas que sean más rentables a largo plazo.
- Compras compulsivas: Vas caminando por la calle y antes de cruzar la calle encuentras una oferta de una licuadora decente con un 25% de descuento, ¿cómo no adquirirla? La «necesitas» para llevar una vida más fit. Pero te haces un zumo dos veces y ya no vuelves a utilizarla. O ese par de calcetines chulísimos del personaje favorito de tu hija, o ese reloj que mide las pulsaciones de tu cuerpo, o esa funda para el móvil, o esa agenda que usas dos o tres veces y luego te olvidas de dónde está. Cosas pequeñas, que parecen insignificantes, pero que a fin de mes suman una buena cantidad de dinero.
Cuánto se puede ahorrar sin ellos.
No es en absoluto despreciable la cantidad de dinero que podríamos destinar en fines más beneficiosos si cuidamos los pequeños desayunos. Por ejemplo, vives en Madrid y trabajas de lunes a viernes. Te tomas un taxi de Cabify para llegar a la oficina. La tarifa mínima es de 3,50 €, el precio por km es 1,17 €. Si tu lugar de empleo queda a 2km de tu hogar, por día son 5,84 €. De lunes a viernes, hacen 29,2 €. Por mes, 116 €, y en un año suman 1400 € que dijeron adiós.
Este es un simple ejemplo que te puede parecer ridículo porque tú no lo cometes. Pero entendiendo qué es un «desayuno» te invitamos a que identifiques los tuyos. ¡Te sorprenderás!
Si reducimos la cantidad de veces que utilizamos el taxi, y vamos caminando, en bicicleta u obtenemos un pase mensual de transporte público, podremos ahorrarnos muchos euros.
Evita los «desayunos».
Ahora que sabemos qué son los «desayunos», podremos ser mucho más conscientes al respecto y cuidar nuestro bolsillo de manera más efectiva.
Hay que destacar que, si bien lo mejor es evitarlos, resulta imposible no tener alguno de ellos. Siempre van a formar parte de nuestra economía. Lo que resulta esencial es conocerlos, saber cómo operan y administrarlos de la mejor manera. Es bonito darnos gustos, pero lo importante es hacerlo en su justa medida.
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